Si tienes un bebé que muestra signos de incomodidad, llora más de lo normal, o notas que su estómago está más hinchado, es posible que esté empachado. El empacho es una condición común en los bebés, especialmente después de comer en exceso o ingerir alimentos que les resultan difíciles de digerir. Pero, ¿cómo reconocer un empacho en tu bebé y qué puedes hacer para aliviarlo rápidamente? Sigue leyendo, porque lo que descubrirás a continuación podría ahorrarte muchas noches en vela.
El empacho en bebés se refiere a una sensación de malestar o indigestión debido a la acumulación de alimentos que el sistema digestivo del bebé no ha podido procesar completamente. Esto puede ser causado por comer en exceso, consumir alimentos inadecuados para su edad, o incluso por la acumulación de gases.
El empacho en bebés puede manifestarse de diversas maneras, y aunque cada bebé es único, los siguientes son algunos de los síntomas más comunes:
Llanto constante: Si el bebé parece incómodo o irritable después de comer, podría estar empachado.
Hinchazón abdominal: Un estómago inflado o duro es uno de los signos más evidentes.
Vómitos o regurgitaciones: A veces, los bebés con empacho intentan aliviar la presión del estómago expulsando el exceso de comida.
Falta de apetito: Si el bebé rechaza el pecho o el biberón, podría estar experimentando una sensación de saciedad excesiva.
Dificultad para dormir: El malestar hace que muchos bebés tengan problemas para dormir.
Cambios en las heces: La caca puede volverse más líquida, espumosa, o de un color inusual.
El empacho por sí mismo no causa fiebre. Sin embargo, el malestar puede estresar al bebé, lo que puede llevar a una ligera elevación de la temperatura corporal. Si el bebé tiene fiebre alta (más de 38°C) junto con síntomas de empacho, es importante buscar atención médica, ya que podría haber una infección subyacente.
La apariencia de las heces de un bebé puede cambiar cuando está empachado. Normalmente, podrías notar que las heces son más líquidas o tienen un color más oscuro de lo habitual. En algunos casos, la caca puede parecer más espumosa o contener restos de alimentos sin digerir, especialmente si el bebé ha comido sólidos recientemente.
Es importante recordar que cada bebé es diferente, y la digestión puede variar según su edad y el tipo de alimentos que esté consumiendo.
Si tu bebé tiene el estómago hinchado debido a un empacho, existen algunas medidas que pueden ayudar a aliviar la incomodidad y reducir la hinchazón:
Masajes suaves: Masajear suavemente la barriga del bebé en movimientos circulares en el sentido de las agujas del reloj puede ayudar a liberar gases atrapados.
Cambiar de posición: Colocar al bebé boca abajo o en posición vertical puede facilitar la expulsión de gases.
Pausar durante las comidas: Si estás amamantando o alimentando con biberón, haz pausas regulares para que el bebé pueda eructar y liberar cualquier gas que pueda estar tragando.
Infusiones suaves (bajo supervisión médica): En algunos casos, los pediatras pueden recomendar pequeñas cantidades de infusiones suaves de manzanilla o hinojo para ayudar a la digestión. Siempre consulta con tu médico antes de administrarle cualquier líquido diferente a la leche materna o fórmula.
La duración de un empacho en bebés puede variar según la severidad y la capacidad del sistema digestivo del bebé para procesar los alimentos. En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen dentro de unas pocas horas o, como mucho, en un par de días. Sin embargo, si los síntomas persisten o empeoran, es fundamental consultar con un pediatra para descartar otros problemas digestivos.
Lo más importante cuando se enfrenta a un bebé empachado es mantener la calma y seguir algunas medidas sencillas para aliviar su malestar:
Darle tiempo para descansar: El sistema digestivo del bebé necesita tiempo para procesar los alimentos, por lo que es recomendable dejar que descanse y evitar ofrecerle más comida hasta que los síntomas desaparezcan.
Ofrecer pequeñas cantidades de líquidos: Si el bebé muestra signos de deshidratación o parece incómodo, ofrecerle pequeñas cantidades de leche materna o fórmula puede ayudar a mantenerlo hidratado.
Evitar alimentos sólidos o pesados: Si el bebé ya está comiendo sólidos, es recomendable detener su consumo hasta que se recupere del empacho.
Para los bebés que ya comen sólidos, lo mejor es ofrecerles alimentos fáciles de digerir. Algunos ejemplos incluyen:
Purés suaves de frutas y verduras: Manzana o pera cocida pueden ser buenas opciones, ya que son fáciles de digerir y suaves para el estómago.
Arroz blanco o avena: Estos alimentos son suaves y pueden ayudar a asentar el estómago.
Agua y líquidos claros: Mantener al bebé hidratado es crucial. Aunque el empacho puede reducir su apetito, es importante asegurarse de que beba suficiente agua para evitar la deshidratación.
Evita ofrecer alimentos grasos o procesados, ya que pueden empeorar el empacho.
Existen varios remedios caseros y naturales que pueden ayudar a aliviar el empacho en bebés, pero es importante siempre consultar con un pediatra antes de intentar cualquier tratamiento. Algunas opciones incluyen:
Masajes en el abdomen: Los masajes suaves en el abdomen pueden ayudar a mover los gases y aliviar la hinchazón.
Eructar frecuentemente: Hacer que el bebé eructe durante y después de las tomas es una excelente manera de prevenir la acumulación de gases.
Colocar al bebé en una posición vertical: Después de alimentarlo, mantener al bebé en posición erguida durante 20 a 30 minutos puede ayudar a prevenir el reflujo y facilitar la digestión.
El empacho en bebés puede ser causado por varios factores, incluyendo:
Comer en exceso: Si un bebé consume más leche o alimentos sólidos de los que su estómago puede manejar, es más probable que desarrolle empacho.
Alimentos inapropiados para su edad: Introducir alimentos sólidos demasiado pronto o alimentos que son difíciles de digerir puede llevar a problemas digestivos.
Ingesta rápida: Los bebés que comen muy rápido pueden tragar aire, lo que contribuye a la formación de gases y al empacho.
A medida que los niños crecen y comienzan a comer una mayor variedad de alimentos, es importante controlar las porciones y asegurarse de que no coman en exceso. Los niños de dos años ya pueden identificar más claramente el malestar, por lo que podrían quejarse de dolor de estómago o mostrar signos claros de incomodidad.
En los niños más pequeños, especialmente los de dos meses, el empacho puede ser más difícil de identificar, ya que no pueden comunicar su malestar de la misma manera. La clave es observar su comportamiento: si el bebé está irritable, tiene dificultad para dormir o parece incómodo después de las tomas, podría estar empachado.
El empacho en bebés es una situación común, pero incómoda. Entender sus causas y cómo aliviar el malestar puede hacer una gran diferencia en la comodidad de tu bebé. Recuerda que la paciencia y el seguimiento de técnicas suaves pueden ayudar a prevenir futuros episodios. Si tienes dudas o los síntomas empeoran, siempre es mejor consultar con un pediatra para asegurarte de que todo esté en orden.
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